Rusia cerró un acuerdo a finales de febrero con el gobierno de Obama para poder enviar aviones con cámaras digitales de vigilancia de alta precisión sobre Estados Unidos. Esto abrió el debate entre el Pentágono y oficiales de inteligencia sobre el hecho de que las verdaderas intenciones de estos vuelos serían realizar vigilancia y espionaje de plantas atómicas, redes de comunicaciones y otras infraestructuras críticas.
Rusia viene realizando hace años vuelos de observación sobre Estados Unidos (y viceversa) como parte del Tratado de Cielos Abiertos firmado en 1992 por ambas naciones y otros 32 países. El objetivo de este tratado es ofrecer transparencia sobre la actividad militar de cada país para reducir el riesgo de guerra por malos cálculos, especialmente en Europa.
Sin embargo algunos oficiales de inteligencia mostraron preocupación porque creen que gracias a la nueva tecnología digital el espíritu del trato podría ser violado ya que la red de satélites espía rusa es frágil por lo que estos vuelos servirían para completar vacíos de inteligencia. Según Vincent Stewart, director de la Defense Intelligence Agency dijo que el tratado de Cielos Abiertos «fue diseñado para una época distinta» y está «muy preocupado de como puede ser aplicado en la actualidad».